Exposición sobre el
Más-Uno en el cartel
"El número
dos se regocija de ser impar"
André Gide-
"Paludes"
En el dispositivo de
estudio que Lacan llamó: "cartel", alguien cumple la
función del "Más-Uno" que encarna el salto de lo
imaginario a lo simbólico, el salto del grupo que hace masa en torno
al Ideal, a un lazo de miembros donde cada uno construye, por el
estudio puesto a la luz del dia, un objeto. En otras palabras, la
masa es una estructura del yo, y el "cartel", una
estructura del sujeto que encuentra una garantía en la función del
Más-Uno.
Para entrar en el
esclarecimiento de esa función, es pertinente evocar el silencio del
analista. Sobre eso, leemos en los Escritos de Lacan:
"C'est à cet
Autre au delà de l'autre que l'analyste laisse la place par la
neutralité dont il se fait n'être ne-uter, ni l'un ni
l'autre des deux qui sont là, et s'il se tait, c'est pour lui
laisser la parole." (La Psychanalyse et son enseignement)
" Es a ese
Otro más allá del otro al que el analista deja lugar por la
neutralidad de la cual se hace no ser ne-uter, ni uno ni el otro de
los dos que estan ahi, y si se calla, es para dejarle la palabra"
(El Psicoanálisis y su enseñanza).
En el análisis, la
no-respuesta del analista vuelve posible el pasaje del dos al tres,
ya que en lugar de responder en el plano de la dualidad imaginaria,
se introduce la referencia al Otro. Hay dos que estan ahi, pero
encadenados por algo tercero. "Ni uno ni el otro" es la
fórmula de la alienación subrayada cuando el analista calla, donde
rehúsa un diálogo entre un yo y un tú recíprocos, dando lugar ,
en cambio, a la alienación a la Verdad.
Leamos:
"Et l'on peut
dire qu'en insistant pour que l'analyse de la névrose fût toujours
ramenée au noeud de l'Edipe, il ne visait à rien d'autre qu'à
assurer l'imaginaire dans sa concaténation symbolique, car l'ordre
symbolique exige trois termes au moins, ce qui impose à l'analyste
de ne pas oublier l'Autre présent, entre les deux qui d'être là,
n'enveloppent pas celui qui parle." (Situation de la
Psychanalyse en 1956)
"Y puede
decirse que al insistir en que el análisis de la neurosis fuera
siempre referido al nudo del Edipo, no apuntaba a nada más que a
asegurar lo imaginario en su concatenación simbólica, pues el orden
simbólico exige tres términos al menos, lo que impone al analista
no olvidar al Otro presente, entre los dos que por estar alli, no
envuelven al que habla." (Situación del Psicoanálisis en 1956)
Encadenado a lo
simbólico, lo imaginario posee una matriz de verdad. Pero aislado,
reducido a un dos envolvente, se vuelve ilusorio. El punto de
partida de la articulación simbólica es la superación del dos por
la vía de un agregado, de la introducción de algo "otro",
un plus que amplía la estrecha situación de lo dual. El carácter
de "envoltura" de lo imaginario cuando se olvida lo
simbólico, remite en los textos a Hegel cuando define a la locura
como envoltura, como un aislamiento en la envoltura, o sea, el sujeto
en estado intrínseco y sin actividad de comentario. De lo cual
resulta una relación entre olvidar al Otro y no estar ahi. Si el
sujeto olvida el orden simbólico, se cercena como sujeto. Para
estar, hay que tener presente al Otro, eso que es más que dos.
El nudo borromeo
donde Lacan refiere la estructura formada por lo Real, lo Simbólico
y lo Imaginario de la cual depende el sujeto, rehúsa a toda relación
de concentricidad o de envolvimiento, y sus redondeles, para anudarse
de manera borromea, necesitan un mínimo de tres. Hay tres redondeles
y el nudo que forman, donde ese particular nudo llamado borromeo,
constituye un agregado implícito a esos tres redondeles , el hecho
mismo del nudo.
El Más-Uno se
inscribe en esa vertiente pero de manera explícita. Consiste en eso
que se agrega al grupo y por lo cual sus miembros se enlazan de
manera borromea, provocando el hecho que si no importa cual miembro
dimite, el cartel se disuelve.
Pero, volvamos al
escrito Situación del Psicoanálisis en 1956 para leer cómo está
presentada esa función. Se la vé aparecer como una intervención de
lo impar en el totalitarismo del grupo, produciendo un desfasaje
entre dos mitades vueltas desparejas y creando así una barrera a la
constitución de esa forma patética de relación que es la masa.
Parte de una
disposición en serie de números en fila india, que se siguen unos a
otros. Dice:
" Dans la série
ainsi constituée, o peut dire en effet qu'une place impaire est
occupée par la moitié des numéros deux, mais comme la série n'a
pas de tête, puisqu'elle se ferme en couronne, rien ni personne ne
peut désigner quelle est cette moitié, et donc les numéros deux,
chacun pour soi et Dieu pour tous, sont en droit de se prétendre
impairs, quoique chacun soit assuré que la moitié, d'entre eux ne
peut pas l'être. Mais est-ce forcément vrai? No pas, car il suffit
que la moitié plus un des numéros deux puisse se dire être
de rang impair, pour que passée la borne (selon la forte expression
de M.Fenouilliard) il n'y ait plus de limites, et que tous les
numéros deux, quel que soit celui dont on fasse partir la série,
soient incontestablement pris dans l'impair dénombré. On voit ici
la fonction de l'Un en Plus" " Car cet Un En Plus
où le nombre trois se réunit, est assurément la médiation de
la Parole ".
" En la serie así
constituida, se puede decir en efecto que un lugar impar es ocupado
por la mitad de los números dos, pero como la serie no tiene cabeza,
puesto que se cierra en corona, nada ni nadie puede designar cuál es
esa mitad, y por lo tanto los números dos, cada uno para si y Dios
para todos, tienen derecho de pretenderse impares, aunque cada uno
esté seguro que la mitad de ellos no puede serlo. Pero es
forzosamente cierto? No, ya que basta que la mitad más uno de
los números dos pueda decirse de rango impar, para que pasado el
linde (según la fuerte expresión del señor Fenouilliard) no haya
mas limites, y que todos los números dos, cualquiera sea aquel del
cual se haga partir la serie, estén indudablemente comprendidos en
el impar ennumerado. Se vé aqui la función del Uno en Más"
"Pues este Uno En Más donde el número tres se reúne,
es seguramente la mediación de la Palabra " (Situación del
Psicoanálisis en 1956).
Trazamos, entonces,
un ejemplo que se ajuste paso a paso a la serie propuesta y
distribuimos en la corona que forma un círculo, seis números dos.
De esa forma, el primero, el tercero y el quinto dos, pueden
pretenderse impares, ya que ocupan los lugares uno, tres y cinco.
Habría un todo dividido en dos mitades complementarias, una mitad
par y otra mitad impar. Claro que al tratarse de un círculo, el
comienzo de la numeración de los lugares puede variar, provocando
que ninguna mitad pueda pretenderse destinada a lo impar. De todos
modos, sea cual sea la mitad par y la mitad impar, se trata siempre
de una correlación recíproca entre dos mitades donde cada par tiene
su impar. Ahora bien, esta situación se quiebra si se agrega uno a
la mitad. Una mitad es lo que surge de dividir el todo por dos, su
resultado es el de dos mitades sin resto. Si en lugar de tratarse de
seis, hay siete números dos, la división por dos va a dar un resto,
las dos mitades no son correlativas ya que una mitad presenta un dos
más, surge un impar que no tiene par, que "espera a Godot".
Queda una configuración de términos sin reciprocidad entre sus
mitades, ya que un Más Uno introdujo una disimetría.
Esto se puede dibujar
con facilidad.
Hagamos seis números
dos, en esta serie hay una mitad par y otra impar; hago continuar la
vuelta, y se afirma la calidad de los pares y los impares. En esta
situación hay reciprocidad, cada par tiene su impar, siendo que un
par es definido por ser un entero que dividido por dos no tiene
resto.
Ahora, si esa serie se
dispone en corona, uno puede empezar la serie en otro lugar, en lugar
del uno, el dos, el dos en lugar del tres, con lo cual los que antes
eran pares, seran ahora impares, y viceversa, y siempre en
reciprocidad. Es, por lo tanto, una relación sin alienación, pues
la alienación supone la no reciprocidad. Hay una no reciprocidad
absoluta entre el sujeto y el Otro, la introducción que supone el
analista cuando está en el plano de reciprocidad imaginaria, pasarle
la palabra al gran Otro es alienar el discurso a la Verdad. Hasta
acá, en esta configuración, que los pares sean una u otra mitad, la
estructura no cambia, es una situación de no alienación.
Lacan dice, esto es
forzosamente verdadero? No, porque alcanza con que la mitad Mas Uno
de los números dos, puede decirse de rango impar para que no haya
mas complementariedad.
Conclusiones
Quien encarna la
función del Más-Uno en un cartel, introduce una disimetria, impide
la ilusión de la reciprocidad entre los miembros, causando la
difícil alienación a lo simbólico, y ello, sin atenuantes, sin la
investidura amorosa del sujeto-supuesto-saber, ya que al Más-Uno no
se le supone saber el Inconsciente sino hacerlo presente, hacer que
lo Otro no se olvide.
El Más-Uno impide
que haya dos mitades iguales, impide la reciprocidad entre dos partes
complementarias, dando lugar a la alienación simbólica que consiste
justamente en la relación de no-reciprocidad con el Otro. De ese
modo, los miembros del cartel quedan en una situación homogénea,
esto es, ninguno puede reivindicarse par o impar, ni formar parte de
una de las mitades complementarias, la segregación queda inviable,
la disimetría alcanza a todos, a cada uno. La homogeinización de
los integrantes del cartel no es una masificación, es una
equivalencia donde cada uno cuenta; si uno dimite, el lazo se suelta.
En cambio en un grupo masificado, sólo cuenta el líder, el que es
excepcional e ideal.
A diferencia del
líder cuya referencia unifica y mantiene al grupo en la distracción,
el Más-Uno trae la discordancia que despierta del letargo. Si se
pretende seguir durmiendo, el Más-Uno será una figura rechazada.
El Más-Uno no es ni
el Ideal ni algo desencarnado, es alguien que se agrega, y que causa
la no-reciprocidad. Por qué Lacan no propone simplemente el
número impar de los integrantes del cartel y promueve el Más-uno ?
Para destacar esa función impar que no se dá de entrada, se
necesita una operación: la de agregar Uno, hacerlo advenir,
localizar la operación de alienación a la Palabra. Olvidar al
Más-Uno, es una forma de reprimir esa operación.
"Paludes"-
chapitre: Le banquet- André Gide
« Tu me rappelles ceux
qui traduisent Numero Deus
impare gaudet par : “Le
numéro Deux se réjouit d’être impair”
et qui trouvent qu’il
a bien raison.
– Or s’il était
vrai que
l’imparité porte en
elle quelque promesse de bonheur – je dis de
liberté, on devrait
dire au nombre Deux : “Mais, pauvre ami,
vous ne l’êtes pas,
impair ; pour vous satisfaire de l’être tâchez
au moins de le
devenir.” »
"Tú me recuerdas
aquellos que traducen Numero Deus
impare gaudet por: "El
número Dos se regocija de ser impar"
y que encuentran que
tiene razón.
- Ahora bien, si fuera
verdad que la imparidad lleva en si
una promesa de
felicidad, yo digo de libertad, uno debería
decir al número Dos:
"Pero, pobre amigo, usted no lo es, impar;
para satisfacerse por
serlo trate al menos de devenirlo".
Paula Hochman